Ciberbullying

Este artículo fue realizado para la revista Comunicar, y se realizó en forma de estudio con 1.704 estudiantes de Educación primaria, secundaria y a 238 profesores a los cuales se les aplicó un cuestionario.

En este artículo se nos habla de varias cosas. En primer lugar, está claro que las TIC están cada vez más implantadas en el aula, y eso aporta muchos beneficios, pero también tiene algunos peligros. Para empezar, los alumnos tienen acceso a contenidos inapropiados que pueden desembocar en una gran dependencia a las redes sociales y a determinadas conductas antisociales, como el ciberacoso.

Según la opinión y experiencia de la gente que contestó al cuestionario, las víctimas adquieren este papel en base a una apariencia física débil, que los convierte en un blanco fácil. Por el contrario, los agresores lo son por causas como pueden ser los celos, la envidia, o el deseo de sentirse superiores.

El profesorado destaca como estrategias más comunes ofrecer apoyo a las víctimas, buscar ayuda en otros compañeros, implicar a los padres o hablar con los alumnos. Aun existiendo estas posibles estrategias, los docentes admiten una falta de formación específica para intervenir en estos casos.

Otros datos importantes que nos aporta este artículo son las causas por las que se da esta situación. Muchos agresores acosan a sus víctimas por cuestiones de racismo, homofobia, de poder, o simplemente porque el agresor se divierte cometiendo estos actos y la mayoría de las veces el espectador es pasivo. Por lo tanto, las causas que más se atribuyen al ciberacoso son la superioridad, la revancha, la envidia, la intolerancia o simplemente la diversión.

A nivel de centro, lo que más se suele hacer es trabajar conjuntamente entre docentes y alumnos, establecer sanciones, formar al alumnado en mediación, y sobretodo implementar el Plan de Convivencia.

A nivel de profesorado, se destaca la comunicación. Primero se comunica el acoso al equipo directivo, al Departamento de Orientación, a la familia, y se dialoga con los afectados en el orden que sea pertinente.

Por otra parte, podemos ver cuáles son las estrategias de afrontamiento del alumnado. La más ''normal'' entre los alumnos es evitar a desconocidos, seguida de denunciar ante la policía. En cambio, comunicar el acoso al orientador de centro es una opción que apenas contemplan.

En conclusión podemos aportar varias cosas.

Primeramente, es obvio que hay que tener mucho cuidado con las redes. Es obvio que la tecnología en las aulas aporta muchos beneficios, pero puede ser un arma de doble filo si se usa mal. Por esto, deberíamos vigilar en cada momento qué hacen los alumnos en clase cada vez que se conectan a las redes sociales. Aunque este sea un arduo trabajo puesto que muchas veces no nos es posible estar atentos a todo, tenemos que ejercer un mínimo control sobre nuestros alumnos para evitar que se den estas situaciones.

En segundo lugar, creemos conveniente que los docentes deberían formarse más para actuar de una manera correcta en caso de que se de esta situación en el aula, ya que pensamos que no todos estamos capacitados para solucionar este problema.

Por último, debemos informar en todo momento a los alumnos y concienciarlos sobre los peligros que existen en las redes y a usarlas con cautela, a la vez que les enseñamos a no acosar. 

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